La otra crisis: Heroínas por la vida

            Esta semana se celebra en España la semana por la vida, aprovechando que el 25 de marzo es la fiesta de la Anunciación a la Virgen, momento donde María le dijo que sí a Dios y concibió a Jesús por obra y gracia del Espíritu Santo. Ella se fio de Dios y le confió su vida entera, aún a sabiendas de que en aquella época quedarse embarazada sin estar casada podía suponer el abandono a su suerte o el repudio y la lapidación pública.

            Y hoy en día, dos mil años después, también hay mujeres que, al quedarse embarazadas, asumen las consecuencias de su estado y desafían a todos aquellos que las empujan hacia una única salida: el aborto. Y al igual que los hipócritas de antaño, esas personas sin escrúpulos utilizan falsos argumentos y las temibles amenazas del rechazo social, el despido laboral o el abandono familiar.

            Pero resulta que la experiencia nos confirma que, tanto ayer como hoy, apostar por la vida tiene unas consecuencias inimaginables: gozo, consuelo, acogida, amor… Porque, gracias a Dios, siempre aparece un san José; una Casa Cuna Santa Isabel; que mira más allá de las estrellas y apuesta sin límites por la vida de la madre y la del hijo que lleva en sus entrañas. ¿No te animas tú también a ser un “José”?

La otra crisis: ¿En la tibieza está la victoria?

           El Partido Popular y algunos medios de comunicación afines; como bien pudiera ser la COPE y más en concreto el periodista Fernando de Haro, director de uno de sus programas vespertinos; están más que pendientes del programa electoral de Vox y de todas las manifestaciones, confirmadas o no, que a lo largo de estas semanas están realizando algunos de sus dirigentes.

            Fernando de Haro no da puntada sin hilo y desde buena mañana, también nada más dar las tres de la tarde y hasta a la hora del té, aprovecha el altavoz de la COPE para criticar con dureza los supuestos postulados de Vox sobre la inmigración, la presentación de candidatos militares afines a Franco; parece mentira que solo haga cuarenta y cuatro años que murió; o sobre la indefensión jurídica de aquellas personas que se han visto obligadas a utilizar un arma de fuego para repeler el asalto a su domicilio de unos supuestos criminales.

            Y la cosa no queda ahí, pues a continuación menciona al Partido Popular para marcarle el camino que ha de seguir para desmarcarse de Vox y mantener así el mayor número de votantes posible. Sigue apelando al voto útil, a que los extremos son nefastos y que para conseguir la victoria hay que mantenerse en el centro. Y será por eso, por su centralismo neutral, que el PP no derogó ley alguna de Zapatero: ni la del divorcio exprés, ni la de memoria histórica, ni la que convierte en un derecho el aborto libre durante las doce primeras semanas de embarazo, ni la del matrimonio y adopción homosexual… Y todo esto será porque también el PSOE se ha colocado en el centro. Unos y otros, socialistas y populares, ni frío ni caliente, templado, tibio, vomitivo…

            Dicen que la ignorancia es muy atrevida, pero aún lo es más tratar de desacreditar a un partido a sabiendas de que su alternativa supone mantener más de lo mismo pero a peor. El tiempo dirá quién tenía o no razón. ¿No creen?

La otra crisis: El voto inútil del Partido Popular

          La originalidad del Partido Popular ha vuelto a aflorar ante las próximas elecciones generales . Eso sí, solo en la forma que no en el fondo. Ahora se les ha ocurrido utilizar a las marionetas de Epi y Blas para explicarnos que votar a Vox es lo mismo que decantarse por la continuidad de Pedro Sánchez y sus camaradas. Apelan al “voto del miedo” para que en España todo continúe igual… pero con un gobierno del PP.

            Pues resulta que ya el señor Rajoy tuvo en su día una mayoría absoluta aplastante y no se dignó a derogar ninguna de las leyes ideológicas impuestas por el PSOE de Zapatero. Se centró solo en la economía, pues su partido ya era entonces una auténtica “ensalada tropical ideológica”. Derogar una ley de Zapatero significaba posicionarse en contra de una buena parte de sus más cercanos colaboradores.

            Por eso le podemos decir al señor Casado, y a los demás miembros de su partido, que preferimos depositar un “voto en la basura” que volver a caer en el mismo error de estos últimos diez años. Ya está bien de tanta burla, de tanta farsa y de tratar a los españoles como a niños que todas las tardes ven “Barrio Sésamo” en la televisión pública.

Rectificar es de sabios y también el reconocer el talante de cada partido por sus decisiones y omisiones. El PSOE no oculta lo que es y actúa en consecuencia. El PP olvidó lo que era y se ha convertido en un partido prescindible. Por eso hay que darle la vuelta a la tortilla y dejar claro que el verdadero voto inútil es el que se decante por el Partido Popular. Ya va siendo hora de que en España tenga representación parlamentaria un partido que se sale de la vulgaridad sectaria que invade a la totalidad del resto de formaciones políticas. ¿No creen?

La otra crisis: Dar la vida no es noticia

            Perdió el control del coche y cayeron dentro del Canal Imperial. Su primera preocupación fue ayudar a su novia a salir del vehículo y ponerla a salvo acercándola a la orilla. Y esta acción le costó la vida, pues exhausto por el esfuerzo, fue arrastrado por la corriente. Y esa muestra de amor extremo, que podría ser considerada de heroica, no mereció más de veinte segundos en uno de los informativos televisivos de mayor audiencia.

            Y uno se pregunta qué trato informativo hubiera tenido este joven si la noticia hubiera sido otra, como una presunta agresión sexual o maltrato físico. ¿Por qué será que los medios de comunicación dan una mayor importancia a los actos delictivos cometidos por varones y pasan por encima acciones que les dejan en buen lugar? ¿Tanto ha calado la perniciosa ideología de género en nuestra sociedad que logra silenciar actos violentos protagonizados por mujeres y también las acciones heroicas llevadas a cabo por los hombres?

Stop a la prostitución

La otra crisis: Paro feminista

            Un servidor no pudo hacer huelga este viernes 8 de marzo y no precisamente por no ser o por no sentirme mujer, sino porque los martes, jueves y viernes no trabajo. Y todo porque el consejero de educación de Valencia, el señor Marzá, decidió reagrupar al alumnado de religión y, al mismo tiempo, impedir a su profesorado realizar otras tareas educativas con las que poder completar su jornada laboral. Y así, tras más de diez años con un contrato indefinido a jornada completa, pasé hace ya tres años a tener solo un 40% de jornada laboral.

            Dicen que “mal de muchos consuelo de tontos” y quizá por ello, deseo con esperanza que a partir de este 8 de marzo los todos los hombres se declaren en huelga indefinida y que todas las mujeres se vayan al paro. Sí, y cuando hablo de huelga indefinida me estoy refiriendo a todos esos hombres que se dejan arrastrar por sus bajas pasiones y utilizan a las mujeres como un burdo instrumento de placer. Y sí, cuando hablo de ir al paro me estoy refiriendo a esas mujeres que son esclavas, no “trabajadoras” del sexo, que ven denigrada su honra y están atrapadas por mafias de trata de personas, por necesidades extremas o por familiares sin escrúpulos.

Censura en el Partido Popular

La otra crisis: Progresismo Popular

            La señora Celia Villalobos abandona la política tras décadas dedicada a impregnar de su propia ideología al Partido Popular. Una forma de pensar “de izquierda” fruto de su primeriza afiliación al Partido Comunista y arraigada gracias a su marido, el politólogo Pedro Arriola, asesor de Aznar y de Rajoy. Todo apunta a que fue Arriola el que consiguió que estos dos presidentes “conservaran” a perpetuidad las leyes socialistas impuestas por González y Zapatero. No sería de extrañar que el cambio de decisión de Rajoy de mantener la ley del aborto de Zapatero; tres días después de la aprobación por unanimidad de su derogación por parte de su consejo de ministros; viniera tras una conversación con su asesor de cabecera.

            Pero bien, tanto la señora Villalobos como el señor Arriola abandonan ya sus labores de responsabilidad en el Partido Popular. La llegada de Pablo Casado a la presidencia del partido ha conseguido que un buen número de Populares Progresistas, entre las que también se encuentra Soraya Sáenz de Santamaría, hayan decidido dejar la política activa o cambiarse de partido. ¿Supone esto que el PP va retomar su extinto “humanismo cristiano” que aún aparece en algunos textos de su ideario? Pues no. En el Partido Popular, una auténtica “ensalada tropical ideológica”, existen pesos pesados que podrían pertenecer sin problema alguno al PSOE e incluso a Izquierda Unida y que ya han avisado a Pablo Casado de que no se le ocurra moverse del centro. Un centro que en este caso no es virtud, sino turbia tibieza.

            Algún ingenuo pensará que me estoy refiriendo a Cristina Cifuentes, pero no, pues tanto ella como Cospedal, otra progresista popular, se han visto obligadas a abandonar la política, no por la llegada de Casado, sino por la acción de la Justicia. Me refiero al presidente de la junta de Galicia, el señor Feijoo, cuya ley de ideología de género, por ejemplo, nada tiene que envidiar, en lo referente a la búsqueda de la perversión de la infancia, a la de Andalucía, la de Madrid o la de Valencia. Más aún, pues su secretaria de Igualdad, la señora Susana López, discrepa públicamente de Pablo Casado y respalda la ley del aborto de Zapatero, la que permite abortar libremente, sin alegar justificación alguna, durante las primeras 14 semanas de embarazo.

            Por eso, visto lo visto, votar al Partido Popular en las próximas elecciones generales no sería un “mal menor”, sino un mal confirmado por la tibieza mostrada a lo largo de todos estos últimos años. Es preferible que nos siga gobernando Pedro Sánchez, coherente con su forma de pensar ideologizada, a que lo haga Pablo Casado, disfrazado de un presunto humanismo cristiano inexistente y hasta rechazado de plano por buena parte de sus actuales dirigentes regionales. Por eso podríamos decir que “más vale malo conocido que malo disfrazado de bueno por conocer”. ¿No creen?

De extrema necesidad

La otra crisis: El estrés de la izquierda

            Tras el resultado de las elecciones andaluzas y las previsiones de intención de voto para las próximas elecciones generales, los diferentes partidos del arco parlamentario español están redefiniendo su ideario, siempre atentos a buscar el mayor rédito político. Por eso se han quedado todos descolocados ante la consolidación de Vox. No pueden entender que un partido se atreva a defender postulados que le van a restar votos entre los votantes timoratos, indecisos y desinformados.

            Los del Partido Popular aún recuerdan a su presidente Rajoy, capaz de tumbar la reforma de la ley del aborto tres días después de que su consejo de ministros la aprobara por unanimidad, por el temor a perder un número incierto de futuros votantes de izquierda. Olvidó Rajoy que jamás, hiciera lo que hiciera y aprobara o derogara lo que fuere, le iban a apoyar esos supuestos e inexistentes votantes progresistas. También olvidó, y esto es aún peor, a esos fieles electores que le votaron a sabiendas de que esa reforma del aborto sí figuraba en su programa electoral.

            Los progresistas de izquierda también andan incrédulos ante ese resurgir de la derecha. Para ellos, todo lo que no sea lo propio es extremo, ultra, facha, fascista, reprobable… Resulta gracioso que estén ahora dando conferencias para explicar al vulgo el porqué de este ascenso y qué deben hacer para evitar que Vox alcance las instituciones del Estado. Resulta hasta cómico, pues algunos de los principios de esta vieja izquierda andan por extremos aún más radicales que los que supuestamente defiende Vox.

Defendamos las dos vidas

La otra crisis: Aborto electoral

            Por fin Pedro Sánchez ha visto la oportunidad partidista para convocar las elecciones generales el próximo 28 de abril. Causa sonrojo escuchar de sus labios que lo ha hecho pensando en el bien de España, cuando todos sabemos que solo mira por él y por su partido; en este orden de prioridades.

            Los españoles vamos a ir de nuevo a votar y, tras unos años de cobarde silencio, la defensa de la vida del no nacido va a saltar a la palestra en la próxima campaña electoral. Solo por esto, ya quedaría más que justificada la presencia de Vox en la vida política española. Gracias a este partido, el señor Casado, candidato del Partido Popular a la presidencia, ha tenido que desempolvar del ideario “humanista” de su partido la defensa de la maternidad y la necesidad de ayudar a todas aquellas mujeres que, ante un embarazo no deseado, se encuentran desamparadas y sin otra alternativa que acabar con el hijo que crece en sus entrañas.

            Porque en pleno siglo XXI nadie en su sano juicio puede negar lo que la ciencia demuestra: el embrión formado, por la fusión de un espermatozoide y un óvulo, tiene un código genético completo, necesario para las capacidades que lo convierten en un organismo vivo, distinto de la madre, y que todo desarrollo humano se da a lo largo de un proceso continuo.

            Y es que el “ser progresista” no se puede identificar con dar facilidades a las mujeres para que aborten de forma segura y gratuita; sin pensar para nada en la nueva criatura que ya existe dentro de ellas; sino en solidarizarse con su nueva situación y tratar de sacar adelante a los dos, tanto a la madre como al hijo, transformando los centros de planificación familiar, centrados únicamente en la cultura de la muerte, en instituciones donde las mujeres se sientan acogidas, comprendidas, y se les dé la oportunidad de decir sí a la vida de sus hijos y a su propia felicidad.

Deseos y derechos

La otra crisis: Yo no soy de mí

                  Las palabras de la fiscalía del Tribunal Supremo no dejaron lugar a dudas. El fiscal Fidel Cadena espetó a los políticos catalanes encausados que “Segovia no es de los segovianos, ni Zaragoza de los zaragozanos”, y así contravino la supuesta existencia del derecho de autodeterminación de cualquier comunidad autónoma española.

                  Por esa misma razón, a los políticos que pretenden legalizar la eutanasia se les puede decir que la vida de uno también afecta a la vida de los demás y que, por eso mismo, uno no puede decidir por sí mismo sin tener en cuenta la opinión de sus amigos, hermanos, vecinos, hijos, nietos, compañeros, socios… Además, la vida nos fue dada, nos llegó como un regalo, y por eso, aún con mayor motivo, yo no soy solo de mí.

Ciudadanos y mujeres de alquiler

La otra crisis: Vientres en desahucio

            Inés Arrimadas, dirigente destacada de Ciudadanos, defiende a capa y espada, al igual que hace su partido en el Parlamento con propuestas de ley, la llamada “maternidad subrogada”. Está convencida de la bondad natural del ser humano y de que el altruismo anida en el corazón de muchas mujeres. Quizá, por eso, los de Ciudadanos crean que siempre podrán encontrar a una joven que esté dispuesta a ceder su vientre; su vida familiar, laboral y social; durante nueve meses para que otra persona; de esas que se creen en el derecho de tener descendencia; pueda disfrutar del hijo que va a llevar en sus entrañas.

Para Arrimadas sí que es una barbaridad que una mujer “se venda” y alquile su vientre por unos cuantos miles de euros. ¡Eso sí que no! La propuesta de ley de Ciudadanos descarta esa terrible posibilidad, aunque la mujer que se presta al “vientre solidario” pierda su trabajo al quedarse embarazada.

Y uno se pregunta cómo es posible que la señora Arrimadas no caiga en la cuenta de que en nuestro país ya hay decenas de miles de mujeres embarazadas que, con toda probabilidad, estarían dispuestas a dar a sus hijos en adopción si alguien les informara de esa posibilidad. Pues, a día de hoy, la única salida que encuentran en los centros de planificación para despejar sus miedos, presiones e incertidumbres es el aborto.

Y es que la solución para revitalizar esta sociedad estéril no está en aprobar una nueva ley que permita nuevos embarazos a la carta, sino la derogación de una ley del aborto que malogra a niños ya concebidos. ¡Qué despropósito más contradictorio! ¿No lo cree así, señora Arrimadas?