El día 3 de diciembre se constituyen las Cortes y también se formará la Mesa del Congreso. Y Vox, la tercera fuerza política en estas últimas elecciones generales, se va a quedar fuera de esta Mesa porque así lo ha decidido Pedro Sánchez, sus socios de extrema izquierda y también los partidos separatistas.
Esto parece el mundo al revés, pues los partidos políticos que desean y jalean la derogación de nuestra Constitución, el cambio del sistema parlamentario y la proclamación de una república y la desmembración de España en diferentes estados nacionales son los que llevan la voz cantante en el Congreso y los que van a decidir que Vox, un partido que aboga por el cumplimiento de las leyes, por la unidad de España y la aceptación del marco constitucional, quede excluido del órgano rector de la Cámara Baja. Ver para creer.
Y no nos engañemos, pues si esto mismo lo hubieran hecho Vox, Ciudadanos y el Partido Popular, impidiendo la presencia de Podemos, no faltarían ya los altercados callejeros, las amenazas sindicales y hasta el anuncio de una huelga general indefinida. Porque la extrema izquierda solo concibe una cosa: regentar el poder, ya sea por las buenas, con la fuerza de los votos, o por las malas, con “la fuerza del pueblo”. Y ahí tenemos, por desgracia, el ejemplo de algunos países sudamericanos, donde la derecha ganó las elecciones y la izquierda ha decidido “asaltar” el poder al precio que sea, con el uso de la violencia y cueste el tiempo que cueste.