Stop a la prostitución

La otra crisis: Paro feminista

            Un servidor no pudo hacer huelga este viernes 8 de marzo y no precisamente por no ser o por no sentirme mujer, sino porque los martes, jueves y viernes no trabajo. Y todo porque el consejero de educación de Valencia, el señor Marzá, decidió reagrupar al alumnado de religión y, al mismo tiempo, impedir a su profesorado realizar otras tareas educativas con las que poder completar su jornada laboral. Y así, tras más de diez años con un contrato indefinido a jornada completa, pasé hace ya tres años a tener solo un 40% de jornada laboral.

            Dicen que “mal de muchos consuelo de tontos” y quizá por ello, deseo con esperanza que a partir de este 8 de marzo los todos los hombres se declaren en huelga indefinida y que todas las mujeres se vayan al paro. Sí, y cuando hablo de huelga indefinida me estoy refiriendo a todos esos hombres que se dejan arrastrar por sus bajas pasiones y utilizan a las mujeres como un burdo instrumento de placer. Y sí, cuando hablo de ir al paro me estoy refiriendo a esas mujeres que son esclavas, no “trabajadoras” del sexo, que ven denigrada su honra y están atrapadas por mafias de trata de personas, por necesidades extremas o por familiares sin escrúpulos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


¡IMPORTANTE! Responde a la pregunta: ¿Cuál es el valor de 10 2 ?