Ya ha empezado la cuenta atrás para las próximas elecciones generales y los partidos políticos tratan de posicionarse en la moderación para captar así el mayor número posible de votos. Casado, Sánchez, Rivera y hasta Errejón tratan ahora de convencernos de que están situados en el centro político, siguiendo el consejo de sus asesores, de los medios de comunicación y de los analistas políticos encargados de confeccionar las encuestas.
Y la cosa no se queda ahí, pues estos centristas de nuevo cuño sitúan al resto, a los que discrepan de su aparente moderación, en los extremos infames que los españoles han de desestimar para que desaparezcan del mapa político lo antes posible.
Gracias a los medios de comunicación, y a la falta de formación de muchos, han logrado camuflar su ideología integrista y han creado un falso centro plagado de extremismos. Porque poner en el centro político la legalización de la muerte voluntaria de un inocente, el aborto y la eutanasia, es de un descaro inigualable e imperdonable. Todo partido político que esté a favor del aborto ya está situado en un extremo, más allá de la frontera de la defensa de la dignidad humana, alejado del sentido común e incapaz de ir más allá de sus propios intereses. Y ahí tenemos también esa ideología de género que enarbolan todos estos “centristas”, basada en fantasías y sentimientos, sin ningún fundamento científico, que adoctrina a nuestros hijos y sanciona a todo aquel que trate de hacerle frente con la verdad por delante.
Sí, en el término medio está la virtud. Pero resulta que el término medio que estos partidos defienden es una auténtica falacia, pues se sitúa en la tibieza, en lo políticamente correcto, en algo vomitivo que merecería el desprecio por parte de los votantes en las próximas elecciones generales.