La otra crisis: Intereses ilícitos

            La nueva política, la que ejercen los progresistas de nuevo cuño y los liberales desnortados, ya no tiene como uno de sus fines preferentes el alcanzar el bien común. De hecho, los más jóvenes y menos jóvenes del lugar no han oído hablar jamás de ese “bien común” que toda sociedad necesita para salir de cualquier tipo de crisis. Por bien común se entiende “el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección” (Constitución Pastoral Gaudium et Spes, n. 26). Y es el Estado el que ha de establecer y facilitar las condiciones para que todos podamos acceder a los bienes necesarios que nos ayudarán a alcanzar esa perfección que nos hará felices. Pero resulta que este Gobierno no quiere saber nada de ese “bien común” y prefiere hablar del “interés general”. ¿Será porque el bien sólo se consigue si uno va de la mano de la verdad y, por ende, de la libertad? ¿Será porque el bien siempre es objetivo y para este Gobierno y los suyos todo es relativo?

                Sánchez y los suyos sólo hablan de la búsqueda de ese interés general, de los intereses de la mayoría. ¿Y qué pasa cuando la mayoría se interesa por cosas que no son de su incumbencia? ¿Y qué ocurre si los intereses generales de esa mayoría entran en conflicto con los derechos fundamentales de una minoría? Una sociedad que se comporta según sus intereses, y encima con el apoyo explícito de su Gobierno, es una sociedad que camina sin rumbo, desorientada y que está condenada al fracaso. Porque los intereses vienen y se van, hoy son unos y mañana otros, y hasta pueden ser lícitos o mezquinos. Por eso “el interés general” jamás será un pilar firme donde construir algo que de verdad merezca la pena. Y es que, como alguien dijo alguna vez, no podemos olvidar que “por el interés te quiero Andrés”.

La otra crisis: La riqueza progresista

                Al final, y quizá a petición de la misma persona que lo exigió, el Gobierno no aprobará el impuesto a las grandes fortunas. ¿Será porque, por culpa de esta terrible crisis sanitaria, esas grandes fortunas han desaparecido del mapa?

                Los españoles no podemos conformarnos con una nueva normalidad llena de incertidumbres, desempleo y nuevas colas del hambre. Y claro que hay que agradecer al Gobierno esa paga mínima vital que va a sacar del hoyo a esos miles de familias que están sumidas en la pobreza. Pero ¿y qué pasa con los millones de parados que ya no cobran prestación o que pronto dejarán de hacerlo? Y ahí están todas esas personas inmersas en un ERTE, cobrando el 70% de su nómina y sin saber si podrán recuperar su puesto de trabajo. Y ahí están también todos esos trabajadores con jornadas parciales y sueldos de risa que no dejan de formarse, aunque ya esté cerca su edad de jubilación, para poder optar a un puesto mejor.

                El Gobierno no exigirá un impuesto a las grandes fortunas y el motivo no es que éstas hayan desaparecido por culpa de esta terrible crisis. La razón principal es que ellos, el presidente, los vicepresidentes, los ministros y sus cientos de asesores, forman ya parte del club de las grandes fortunas.

La otra crisis: Anuncios dispares por la vida

            Pablo no se sentía feliz del todo, quizá porque no se atrevía a ir con la verdad por delante. Ni la fama ni el dinero ni el reconocimiento público colmaban ese afán de felicidad que su corazón anhela. Por eso, y para acabar de una vez con las habladurías, ha decidido hacer pública su homosexualidad. Se ha quitado un peso de encima y ahora podrá retomar su exitosa carrera musical sin estar siempre bajo el peso de la duda y de la murmuración.

            Juan Carlos no se encontraba bien desde el pasado verano y hace unos meses que se confirmó su fatal diagnóstico: padece esclerosis lateral amiotrófica. Por eso, para que todos los que le conocen sean sabedores de su estado de salud y de la existencia de esta dolencia, ha decido hacer pública su enfermedad. Se ha quitado un gran peso de encima y ahora podrá empezar una nueva vida con su nuevo equipo: el formado por los cuatro mil enfermos de ELA que hay en nuestro país. Muy pronto recorrerá España para hacer visible esta enfermedad y encontrar así personas dispuestas a aportar recursos económicos que mejoren la calidad de vida de los pacientes de ELA e impulsen nuevas líneas de investigación.

La otra crisis: El hastío de estas vacaciones estivales

            El curso acabó para muchos, de forma oficiosa, hace tres meses. Para el resto, para los que han tenido la suerte de contar con el apoyo de sus familias, finaliza ahora, pero con una extraña sensación de continuidad. Empiezan las vacaciones estivales, pero ya todos andan saturados de casa, móvil, sofá y televisión.

            Llegó el tiempo de veranear, aunque más de uno ansía ya volver al colegio para poder dar unas patadas al balón y corretear por el patio hasta el agotamiento. Pero el virus sigue suelto y muchas escuelas y campamentos de verano también se han suspendido. Además, muchas personas se han quedado sin trabajo y no podrán salir de su casa. Urge poner en marcha la creatividad, el ingenio, para ver qué se puede hacer que no se haya hecho ya a lo largo de estos meses pasados sin colegio.

            Y llegará un nuevo mes de septiembre y empezará un curso que también será inolvidable. Dará comienzo el curso más anhelado de la historia reciente, y no tan reciente, de España. Ojalá los docentes y discentes sepan afrontar con optimismo este nuevo reto. Tras cinco meses de ausencia, de perder un privilegio que hasta ahora era poco valorado, llega el momento de que cada uno asuma su responsabilidad y aproveche el tiempo al máximo.

La otra crisis: La vacuna es la LOMLOE

            Todos los miembros del Gobierno, y sus centenares de asesores, han trabajado más que nunca durante este estado de alerta sanitaria. Puede que no sepan cómo calcular el número de fallecidos ni cómo va a ser el regreso a las aulas de docentes y discentes, pero ahí está esa nueva Ley de Educación que, pese a la oposición de la mayoría de la comunidad educativa, ya ha empezado su trámite parlamentario.

            Los expertos que asesoran al Gobierno lo deben de tener muy claro: la culpa de la actual deriva educativa la tiene la LOMCE del señor Rajoy. Tanto es así que, si la LOMLOE de Sánchez estuviera ya vigente, el éxito escolar durante este confinamiento hubiera sido más que espectacular. Quizá por eso las prisas para aprobar esta ley cuanto antes, por si el próximo septiembre hay un rebrote de la enfermedad y nos tenemos que quedar otra vez encerrados en nuestras casas. Entonces sí, con esta ley progresista marcando el ritmo escolar, la educación online funcionará a las mil maravillas, la respuesta de las familias será óptima y eficaz y el fracaso escolar desaparecerá de la faz de esta tierra llamada España.

            Los españoles, mientras esté vigente la LOMCE del PP, no nos podemos permitir otro estado de alerta sanitaria que cierre a cal y canto los centros educativos. Ojalá todos los grupos políticos, incluidos el PP, Vox y Ciudadanos, voten a favor de la ley educativa progresista y ésta se pueda poner ya en práctica el próximo curso. Y esta debe de ser la prioridad de toda la comunidad educativa: la aplicación de la LOMLOE desde el primer día del mes de septiembre. Lo demás, la habilitación de espacios con la debida distancia de seguridad, el correcto uso de las mascarillas y los productos de limpieza o la protección de las personas vulnerables, queda en un segundo plano.

            Y es que no nos merecemos un Gobierno como éste, cuya preocupación primera no son sus ciudadanos y sus circunstancias, sino el imponer su ideología, ese pensamiento único que pretende convertir esta sociedad crítica en una sociedad de peleles.

La otra crisis: Pau y Pedro agradecidos

             

   Pau se ha despedido de los suyos dedicándoles una canción donde les ha agradecido su cariño, su alegría, su amistad y una caridad que, según Pau, es mucho más de lo que pedía y tenía merecido. Por eso de su corazón brotaba la energía que le ha ayudado a seguir luchando por la vida. Y a todos nosotros, como un testamento vital, nos ha regalado una canción maravillosa que ya supera con creces los diez millones de visualizaciones. Porque la humildad, el reconocimiento de la propia poquedad, es un imán que atrae y anima a los demás a dar lo mejor de sí mismos.

                Pedro, en una de sus continuas alocuciones televisivas, finalizó su discurso agradeciendo a todos aquellos que han aportado su granito de arena durante esta terrible alerta sanitaria. Y, ante la sorpresa de los espectadores, acabó agradeciendo el esfuerzo a “mi persona”. Sin cortarse un pelo, se daba las gracias a sí mismo por su trabajo a lo largo de estos meses. Y claro, como no podía ser de otro modo, la audiencia de sus discursos de fin de semana ha caído, y seguirá cayendo, en picado. Porque la soberbia, el creerse merecedor de los elogios y del trato privilegiado, crea un rechazo instantáneo en la gente sencilla.

                Y es que, al fin y al cabo, cada uno tiene lo que se merece y recogerá lo que haya sembrado. Ahora nos toca a nosotros decidir en libertad qué postura queremos adoptar y obrar en consecuencia. ¿No creen?

La otra crisis: Ciudadanos de metro y medio

          Uno ya no sabe si llorar o reír ante las escusas que dan algunos grupos políticos para apoyar el decreto de “nueva normalidad” de nuestro Gobierno. Ahí tenemos, por ejemplo, a Ciudadanos, un partido que se autodenomina de centro, que los de izquierda colocan en la derecha del arco parlamentario y los de la derecha en la izquierda. O sea, que estamos ante un partido comodín, un partido “para todo y para todos” porque puede jugar en cualquier posición.

            El señor Rivera, que acaba de ser otra vez padre, perdió su gran oportunidad cuando el año pasado se negó a gobernar junto al PSOE. En estas últimas elecciones se dio el gran batacazo y Ciudadanos pasó de ser un partido clave a no contar para nada ni para nadie. Y ahora la señora Arrimadas, que también acaba de ser madre, pretende acabar con esa indiferencia de unos y de otros. Y claro, como no podía ser de otro modo por su mentalidad ganadora, se ha “arrimado” a los partidos que ostentan el poder.

            Pedro Sánchez no cabe en sí de gozo y hasta ha recibido felicitaciones de sí mismo por su esfuerzo realizado durante esta crisis sanitaria. Y es que tiene a Ciudadanos en el bolsillo. Ahora ya sabe que podrá contar con ellos ahora y en el futuro, tras las próximas elecciones generales.

            Ciudadanos apoyará el decreto de “nueva normalidad” del Gobierno porque el señor Sánchez ha accedido a una de sus más ambiciosas peticiones. Y es que, gracias a Ciudadanos, la distancia de seguridad que tendremos que guardar unos con otros ya no será de dos metros, sino de metro y medio. ¡Eso sí que es saber negociar y lo demás son tonterías! Ojalá Ciudadanos siga apoyando a este Gobierno para conseguir a cambio unos acuerdos tan extraordinarios como éste. De seguir así, seguro que en las próximas elecciones se superan a sí mismos. ¿O quizá va a ser que no?

La otra crisis: Unas aulas virtuales sin orgullo

           Parece mentira, pero la suspensión de las clases ha reforzado el derecho constitucional a la libertad de educación que tienen los padres. Por fin, y a lo largo de estos tres meses, han podido filtrar los contenidos inmorales que sus hijos, un año tras otro, recibían por asociaciones ajenas al centro docente que pasaban por encima del parecer de las familias.

            Atrás quedó la semana del libro y esos talleres literarios de ideología de género que los discentes, a partir de los tres años, realizaban sin que sus padres fueran sabedores. Y ahora, en este mes de junio, tampoco asistirán a las charlas que las asociaciones LGTBI impartían en algunos centros escolares para reivindicar un orgullo que ya nadie les niega.

            Y no será porque no lo han intentado. Durante estos meses de confinamiento las familias han recibido los correos electrónicos que asociaciones diversas remitían a los equipos directivos. Una de esas asociaciones, la Agencia de Igualdad de la Mancomunidad de La Safor, no ha perdido el tiempo y hasta ha creado un par de carpetas Drive con actividades y recursos para trabajar la diversidad sexual y la conmemoración del día del orgullo LGTBI. Y aquí llega la parte positiva de este confinamiento, pues los padres han podido elegir con plena libertad qué hacer con ese material y si desean o no presentárselo a sus hijos.

Pero que nadie se escandalice, porque esto mismo ha sucedido con los correos y enlaces que han mandado algunos maestros de Religión. Las familias, aunque sus hijos cursaban esta asignatura porque así lo decidieron, han tenido plena libertad para que sus hijos realizaran o no las actividades propuestas por estos docentes.

            Este derecho a decidir la educación moral que los padres desean para sus hijos desaparecerá, aunque no del todo, el próximo mes de septiembre, cuando los colegios abran de nuevo sus puertas. Las asociaciones que defienden la ideología de género volverán a las aulas para impartir a todo el alumnado, lo quieran o no sus padres, unos talleres alejados de la realidad y del sentido común. Aunque, como decía, ese derecho no desaparecerá del todo. Lo podrán ejercer si desean que sus hijos cursen la asignatura de Religión, pues tendrán que presentar por escrito su consentimiento. Imposición o libertad, he ahí la cuestión. Ahora toca preguntarte qué es lo que prefieres para los tuyos y obrar en consecuencia.