Impúdica adicción

La otra crisis: Cegados por el móvil

            El vagón del metro iba repleto de gente joven, la mayoría cómodamente sentados, y ninguno fue capaz de cederle el sitio a una señora mayor; con muleta incluida; que acababa de entrar. Ahí se quedó, de pie, apoyada contra la puerta y haciendo verdaderos esfuerzos para no perder el equilibrio.

            Y uno podría pensar qué maleducados fueron todos esos jóvenes, incapaces de levantarse de su asiento para que se sentara la anciana. Pero no, no se trató de mala o buena educación. Simplemente no advirtieron la presencia de la señora, porque ninguno de ellos alzó la mirada ni un solo segundo, hipnotizados como estaban por las pantallas de sus móviles.