La otra crisis: ideología de género para bebés

           El pasado 26 de mayo tuvo lugar una actividad supuestamente cultural para bebés de cero a tres años en la Biblioteca Municipal de Algemesí: un cuentacuentos nada improvisado con la cuña de género más que preparada y sin venir a cuento, valga la redundancia.

            El animador, entre gritos de espanto, palmas y canciones, fue hilando una historia con un animal alternativo como protagonista. El pobre animal, que era una mezcla de búho y de ardilla, cantaba a las mil maravillas pero sólo cuando estaba despierto. Por eso su amo, empeñado en que cantara cuando estaba dormido, mandó que lo cocinaran en una pequeña olla donde no podía entrar si no era troceado minuciosamente. El cocinero, como era muy buena persona, no quiso desgraciarlo y lo lanzó por la ventana. Menos mal que por allí pasaba un águila que lo recogió y se lo llevó de viaje por el mundo a velocidad de crucero, acompañados por un viento que soplaba a su favor. Y así llegaron a un país donde un zorro pillo abría los sacos que tenía prohibido fisgonear, a otro donde vivía un oso que se comía a los niños que salían por la noche y a un lugar inhóspito donde habitaba una pareja de pingüinos machos la mar de simpáticos.

            Vista la edad de los participantes en este cuentacuentos, bebés de cero a tres años, y el argumento de la historia, con algarabías fuera de tono, desobediencia a los adultos, el fallido sacrificio culinario del protagonista o la aparición a ese oso monstruoso que amenazaba de muerte a unos niños que iban por la montaña, uno se pregunta si el animador cultural tenía alguna noción, por mínima que fuera, de psicología evolutiva.

            En cambio, es más que probable que la cuña final de apología de la ideología de género estaba preparada y que era uno de los propósitos inequívocos de esta actividad. Ahí estuvo a la vista del público, durante toda la representación, esa cartulina con el dibujo de los dos pingüinos machos, aunque no fue hasta el final, tras casi cuarenta minutos de actuación, cuando entraron en acción. Y lo bebés supieron, de boca del entusiasta cuentacuentos, que esos lindos pingüinos eran súper amigos, lo hacían todo juntos, incluso bailaban tango o lo que se preciara, y hasta construyeron un nido como las otras parejas de pingüinos del contorno. Pero, pobrecitos ellos, no pudieron poner ningún huevo en ese nido de amor, pues resulta que eran dos pingüinos machos. En eso apareció no sé quién que les regaló un huevo para que lo incubaran como hacían las demás parejas de pingüinos (se daba por supuesto que los bebés sabían que esas parejas estaban formadas por un pingüino macho y otro pingüino hembra). Y al cabo de un tiempo, cosas de la vida, les nació un lindo pollito y su corazón explosionó de alegría, pues se habían convertido en papás. Porque, claro está para cualquier bebé, existen muchos tipos de familias (de pingüinos, se presupone), como bien especificó el conductor de la farsa. ¡Faltaría menos!

            Y colorín, colorado, que no nos esperen en otra actividad cultural de la Biblioteca Municipal. Ah, por cierto, que el taller de lectura de temática LGTBI+ se celebrará una tarde de este mes de junio. ¡Gracias por avisar esta vez!

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