La otra crisis: Contratos basura progresistas

                Si algo define a las personas progresistas es la defensa a ultranza del trabajador y la crítica constante al empresario que trata de explotarlo. Contratos parciales para jornadas interminables y salarios indignos, esa parece ser la tónica general en las empresas privadas que los progresistas denuncian desde la esfera pública.

Y un ejemplo de ese maltrato laboral lo van a sufrir un año más medio centenar de docentes valencianos con contratos indefinidos. Dentro de unos días volverán a firmar unas adendas donde se les reduce la jornada laboral y su nómina más de un 50%. Madres de familia, maestros con la jubilación a dos años vista o docentes con diversidad funcional trabajarán a tiempo parcial y en centros escolares que, en algunos casos, distan de sus domicilios más de cincuenta kilómetros.

Alguno dirá que estos maestros ya están tardando en denunciar su caso a la Consejería de Educación, pues seguro que su máximo responsable, el señor Vicent Marzà, abre un expediente contra la dirección de esos centros educativos que, seguro que sí, son de titularidad privada. Marzà, progresista donde los haya y uno de los bastiones de Compromís, no permitirá que se trate así a estos veteranos trabajadores de la enseñanza. Pues tristemente va a ser que sí. No hace falta que estos docentes informen a Marzà de su precaria situación, pues él ha sido el que la ha fomentado y la consiente un curso tras otro. Resulta que estos docentes son empleados públicos e imparten la asignatura de Religión en centros públicos. ¡Están bajo la autoridad del “magnánimo empresario” Marzà!

Todos estos maestros firmaron antes del año 2006 un contrato indefinido de jornada completa. Con la llegada del tripartito progresista al Gobierno Valenciano, hace ahora seis años, empezó este maltrato laboral que se ha ido prolongando en el tiempo sin que les importe nada la precaria situación anímica y económica de estos docentes y de sus familias. ¿Cómo van a mover un dedo por estos maestros, dándoles la posibilidad de completar su jornada impartiendo refuerzos y apoyos, si ellos son los primeros que desean verlos fuera del sistema educativo? Los progresistas de nuevo cuño tienen claro que, si ellos continúan en el poder, la asignatura de Religión tiene sus días contados. Ahí está esa nueva Ley de la ministra Celaá, la Lomloe, que la convertirá en una actividad extraescolar más, sin peso académico y, presumiblemente, fuera del horario lectivo. Y es que, para algunos de nuestros representantes políticos, la lucha de clases continúa hoy en día, aunque el muro de Berlín fue derribado hace treinta años. Ver para creer.

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