La otra crisis: Una semana de grande indignidad

          Algemesí se prepara para celebrar su gran feria de las novilladas. Ahí están los festeros montando esa plaza de madera rectangular que es única en el mundo y con sus casetas ya colocadas a lo largo de todo el parque. También los vecinos y comercios de las calles colindantes protegen sus puertas y ventanas con planchas de acero y más madera. El Ayuntamiento no se queda atrás y se ha preocupado de colocar vallas metálicas en las fuentes y demás monumentos artísticos de la ciudad. Además, cada vez son más los vecinos que huyen de la ciudad en busca de una tranquilidad que estará ausente a lo largo de nueve días de fiesta descontrolada.

            Porque hoy en día, en el pasado quizá no, la gran feria de las novilladas es utilizada por muchos jóvenes como una simple excusa para abusar del alcohol y de las drogas y atreverse así a hacer y decir cosas vergonzantes e indignantes. Porque no es entendible que la diversión de unos suponga el suplicio para otros. Porque Algemesí no se merece un sarao que pone patas arriba las calles del centro de la ciudad, que se hace insufrible para los padres responsables de la educación de sus hijos adolescentes y que es apoyada por el Ayuntamiento por puro rédito electoral.

            Algunos dirán que muchos negocios viven de la recaudación que consiguen a lo largo de estos nueve días de novilladas o que algunos alumnos de la escuela taurina aprovechan su oportunidad para afianzar su trayectoria como futuros toreros. Claro que sí. Pero resulta que en esta vida no se puede tener todo y que ya ha llegado la hora de poner en una balanza de sentido común lo positivo y lo negativo de esta fiesta que en su día sí que fue taurina y respetuosa con la ciudadanía.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *


¡IMPORTANTE! Responde a la pregunta: ¿Cuál es el valor de 2 2 ?